«¡Migración!» advierte un vecino desde lo alto de un edificio en un suburbio de Santo Domingo, la capital de República Dominicana.
En la calle, algunos militares se asoman a un portal, mientras otros se suben a una moto para dar la vuelta a la manzana e intentar atrapar a los que huyen por los tejados gritando: “¡Por allá! ¡Allí!»
Escenas como esa, captadas en un video que ahora circula entre grupos de WhatsApp y en redes sociales, son cotidianas desde que el 2 de octubre el gobierno anunció un plan “de ejecución inmediata” para “Repatriar hasta 10.000 inmigrantes indocumentados por semana”.
Su objetivo es “reducir el exceso de población migrante eso se percibe en las comunidades dominicanas”, en su mayoría de origen haitiano, según explicó el portavoz de la Presidencia, Homero Figueroa.
Según cifras oficiales, más de medio millón de haitianos viven actualmente en este país de 11,2 millones de habitantes. Y antes del anuncio, el volumen de deportaciones ya era muy elevado.
Sólo en 2023 las autoridades dominicanas devolvieron a alrededor de 250.000 inmigrantes a Haití, nación con la que comparten isla y que lleva años sumida en la más profunda crisis política y social. Y en el primer semestre de este año expulsaron a unos 66.000.
Sin embargo, si se cumple el objetivo establecido ahora, Las expulsiones anuales podrían llegar al medio millónalgo que ya ha sido fuertemente criticado por las autoridades haitianas, así como por organismos internacionales y locales.
“Muchos haitianos se esconden”Le dice a BBC Mundo Denise Pichardo, la directora de Caminante, una ONG de apoyo a la infancia que trabaja con menores inmigrantes en la zona de Boca Chica, un municipio costero ubicado a 30 kilómetros al este de la capital.
“Se están llevando incluso a quienes tienen pasaporte o permiso de residencia, que en muchos casos han caducado y no se pueden renovar”, afirma.
“Los haitianos en este país son totalmente indefenso en todos los sentidos”.
Incertidumbre en la comunidad
“Me detuvieron mientras caminaba. Ni siquiera pude mostrar mis papeles.y todavía me llevaron. “Pasé horas detenido sin ningún motivo”.
Así se quejó ante los medios locales el pasado viernes hoy un ciudadano de origen haitiano que prefirió permanecer en el anonimato.
El suyo fue uno de los 1.100 arrestos que las autoridades dominicanas realizaron sólo durante ese día, desde las 5 de la mañana hasta el mediodía, en “puntos estratégicos” del Distrito Nacional (la capital) y en las provincias de Santo Domingo, Santiago y La Altagracia, según confirmó a BBC Mundo la Dirección General de Migraciones.
Reporteros de la agencia de noticias española EFE encontraron casos similares el lunes en el centro de recepción de inmigrantes de Haina, a unos 20 kilómetros de la capital.
Sólo ese día vieron llegar al menos seis camiones llenos de haitianos, que habían sido detenidos en varias zonas del país en operativos masivos durante el fin de semana, para ser trasladados a la frontera.
Numerosos familiares aguardaban en el exterior del recinto para conocer la suerte corrida por los detenidos.
Y, según el protocolo detallado por las autoridades, a las detenciones les sigue una “purificación” de casosen el cual se verifica si el individuo cuenta con la documentación para residir en el país o tiene un proceso migratorio abierto. De lo contrario, será expulsado del territorio dominicano.
Entre los reunidos se encontraba Elizabeth, que esperaba noticias de su marido, haitiano como ella, detenido el sábado en la provincia oriental de La Romana, donde se concentran muchos de estos inmigrantes que trabajan en el sector de la construcción.
los agentes Se lo llevaron “como a un animal”dijo a Efe. «No le dieron tiempo» a mostrar su cédula de identidad, añadió, confiada en que estará libre en las próximas horas porque «es legal».
Al lugar también se acercó Enite, cuyo hijo fue detenido cuando regresaba de vender en el mercado dominical de las afueras de Santo Domingo.
Nació en República Dominicana hace 21 años y “nunca” fue a Haitídijo la mujer, que llevaba consigo la documentación de su hijo. “Él tiene todas las pruebas, su papel de haber nacido vivo”.
Otros medios también han informado de la llegada diaria de decenas de camiones con personas de origen haitiano para su expulsión al paso fronterizo de Dajabón.
La condena de Haití y la respuesta dominicana
Ante esto, el lunes Haití calificó las deportaciones del país vecino como “escenas brutales” y destacó que “esta política del gobierno dominicano contraviene los estándares internacionales en materia de derechos humanos, así como el imperativo del respeto a la dignidad humana”.
“Condenamos enérgicamente estos actos deshumanizantes y exigimos respeto y justicia”, escribió en la red social Ministro de Asuntos Exteriores de Haití, Dominique Dupuy.
El Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) también expresó preocupación por el plan de deportación desde República Dominicana.
“De conformidad con sus obligaciones internacionales, el Estado debe proteger a las personas que buscan protección internacional y respetar la prohibición de expulsiones colectivas«, recordó la organización en la red social X, en referencia al artículo 22.9 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que veta explícitamente esta práctica.
En esa línea también se expresaron una serie de organizaciones locales.
“Con esa cantidad de arrestos es imposible que haya una orden de procesamiento para cada persona, que haya una depuración, que se siga el debido proceso«, remarca a BBC Mundo Bridget Wooding, directora del Centro de Observación de la Migración y Desarrollo Social en el Caribe (Obmica).
Ante las críticas, el Canciller dominicano, Roberto Álvarezrespondió que las repatriaciones se están realizando “cumpliendo con los estándares internacionales” y respetar “la dignidad de las personas”.
A lo que agregó que el número de expulsiones semanales “no se estableció a la ligera”pero basado “en la experiencia que uno tiene y las posibilidades”.
Los operativos son una colaboración de las Fuerzas Armadas, el Ejército Nacional, la Fuerza Aérea, la Fuerza de Tarea Ciudad Tranquila (Ciutran), la Policía Nacional y el Ministerio Público, informó el director general de Migración, Luis Rafael Lee Ballester. .
Y “todo se hace con respeto a los derechos, con precaución y con uso proporcional de la fuerzatal como lo planteó el presidente de la república, Luis Abinader, en el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional”, agregó en un comunicado.
«Solos no podemos»
El plan de deportación “a gran escala” fue anunciado una semana después de la presidente Abinader posaría en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que la inestabilidad en Haití, país con el que República Dominicana comparte la isla Hispaniola, genera “presión significativa” en territorio dominicano.
Puso como ejemplo que en 2023, el 12% del total de servicios brindados a través del sistema público de salud fueron a inmigrantes haitianos.
Y destacó que de los cerca de 200 mil menores extranjeros que estudian en escuelas dominicanas, 147 mil 906 son de origen haitiano.
Estos datos “reflejan la gran carga económica y el sentido humanitario de República Dominicana, pero no podemos hacerlo solos”, dijo el presidente el 24 de septiembre.
Aunque ignoró otros datos, como que en 2023 Haití fue el socio comercial más importante de República Dominicana después de Estados Unidos, o la encuesta que señala que en 2017 los trabajadores haitianos ya aportaban el 7,4% del PIB del país vecino.
Cuatro días después, decenas de manifestantes se concentraron frente al Palacio Nacional de Santo Domingo, convocados por una organización denominada La Antigua Orden Dominicana, para pedir “menos palabras y más acción” al abordar el tema de la inmigración.
«No a la invasión de haitianos disfrazados de refugiados, no estamos en 1822», decía una pancarta. “Los haitianos los están desplazando de sus trabajos, únanse a la lucha”, decía otro.
“Hemos escuchado muchas palabras en los últimos 25-30 años de muchos políticos, así como de él (el presidente Abinader); muchas promesas de que resolverán el problema de la migración ilegal masiva. Pero ahora nosotros No queremos palabras, queremos acción, que se tome una decisión firme”, dijo Angelo Vásquez, portavoz de la organización.
Violencia en Haití
Desde su llegada al poder en 2020, Abinader ha endurecido la política migratoria dominicana: ha multiplicado las redadas contra indocumentados y las deportaciones, ha redoblado la presencia de la fuerza armada en la frontera y ha construido un muro de 165 kilómetros entre ambos países.
Incluso prometió ampliarlo cuando fuera reelegido en mayo para un segundo mandato de cuatro años.
La posición se ha mantenido a pesar de las críticas de la comunidad internacional y los repetidos llamamientos de Naciones Unidas para que cesen las deportaciones a Haití debido a la “incesante violencia armada y las violaciones sistemáticas de los derechos humanos que no permiten un regreso seguro, digno y protegido”. sostenible».
El hecho es que las bandas criminales dominan amplias zonas del país, que en junio recibió una Misión policial respaldada por la ONU encabezada por agentes kenianos en un intento por recuperar el control.
Y a finales de septiembre el Consejo de Seguridad aprobó ampliar su mandato hasta el 2 de octubre de 2025, aunque rechazó la petición del Gobierno haitiano de evaluar la posibilidad de transformar la misión en un cuerpo de paz.
Sin embargo, el gobierno dominicano alega que El nuevo plan de deportaciones masivas responde a la “lentitud” de la comunidad internacional para responder a la crisis humanitaria en Haití, que las autoridades sostienen es el principal motivo del flujo migratorio de ese país al exterior.
«Advertimos en Naciones Unidas: o ellos y todos los países que se habían comprometido actuaron responsablemente en Haití o actuaremos con la debida responsabilidad en República Dominicana», comentó Abinader tras anunciar el plan.
Más que 3.600 personas han muerto en Haití en el primer semestre del año debido a la violencia de las pandillas, según la ONU.
el mas reciente masacreperpetrado la madrugada del jueves pasado por miembros de Gran Grif, una de las organizaciones consideradas más violentas, se cobró 70 vidas en Pont-Sondé, una pequeña ciudad situada a unos 70 kilómetros al noreste de la capital, Puerto Príncipe.
Y más allá de la violencia, el Programa Mundial de Alimentos advirtió que unas 5.400.000 personas «luchan cada día para poder alimentarse a sí mismas y a sus familias, lo que representa una de las crisis de inseguridad alimentaria más graves del mundo«.
Pero además de resaltar lo terrible que es devolver a alguien a un contexto así, expertos en la materia, organizaciones que trabajan sobre el terreno y activistas también insisten en la Deportaciones ineficaces como mecanismo de regulación migratoria..
“La mayoría termina cruzando de regreso a territorio dominicano, pagando más por ello”, le dice Wooding a BBC Mundo.
“O regresan a Haití pero no para quedarse, sino para volar a Nicaragua y desde allí tomar la ruta al norte, a Estados Unidos. «Así que no vamos a ver «No hay nada nuevo con esta deportación masiva, sólo más abusos».concluye.
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