Cádiz. La princesa Leonor, primera en la línea sucesoria de la monarquía española, subió a bordo este sábado escuela de la Armada Española en el que completará su formación militar y que le llevará a Brasil, Uruguay, Chile, Perú, Panamá, Colombia, República Dominicana y Estados Unidos.
Desde el muelle y a pocos metros del barco, con la princesa Leonor y el resto de sus compañeros en formación para la salida, los reyes de España se despidieron de su hija lanzando besos, en ocasiones abrazándose para apoyarse en este momento de emoción, mientras el velero bergantín-goleta zarpaba del puerto de Cádiz, en el sur de España.
“Muy emotivo, por supuesto”, dijo el rey a los periodistas antes de embarcar, junto a la reina, en el buque de la Armada Vigía para despedirse desde marzo del buque escuela, que inicia una gira de seis meses.
La reina no pudo evitar llorar mientras veía partir a su hija en el barco, mientras la princesa, sonriente y emocionada, agitaba su gorra de guardiamarina, al igual que sus compañeras, para despedirse de sus familiares.
“Hay más madres”, comentó la reina a los periodistas cuando le preguntaron por sus lágrimas y la visible emoción con la que vivió la partida.
Más de 1.600 familiares de los guardiamarinas y miembros de la tripulación del buque, un total de 250 personas, acudieron al muelle para esta despedida. El rey, como muchos otros padres, sacó su móvil para captar el emocionante momento de su partida, que él mismo vivió en 1987, cuando realizaba su entrenamiento militar.
Leonor de Borbón hará todo el recorrido, excepto el itinerario de regreso por el Atlántico Norte, ya que desembarcará en Nueva York para volar a España y reembarcar en el buque escuela en Gijón, tras pasar casi un mes a bordo de una fragata para continuar su recorrido. capacitación. naval.
Leonor de Borbón y sus acompañantes (76 hombres y nueve mujeres) navegarán unas 18.000 millas náuticas en un bergantín-goleta casi centenario.
El velero de 113 metros de eslora cuenta con cuatro mástiles de 48,75 metros de altura, a los que, al menos una vez, los alumnos deberán subir trepando por las cuerdas, en una de las tantas maniobras y ejercicios que afrontarán. en este viaje.
Los guardiamarinas dormirán en módulos estrechos de 3 o seis camas en literas y compartirán una sala polivalente donde desayunarán, almorzarán, cenarán, darán clases y pasarán gran parte de su tiempo libre, quizás en algún momento acompañados por el piano del barco. . .
