Santiago.-Por su trayectoria de más de 50 años en la música típica dominicana, la legendaria merenguera Fefita La Grande fue reconocida por la Alcaldía de Santiago y el Consejo de Regidores con la declaratoria ‘Embajadora Cultural’ mediante Resolución 3394-24.
La popular acordeonista, cuyo nombre real es Manuela Josefa Cabrera, recibió la distinción por una propuesta presentada por el intendente Ulises Rodríguez y fue aprobada por unanimidad de los concejales, quienes resaltaron los aportes de la intérprete de ‘Hablemos inglés’ a la música nativa.
Vestida con un traje negro con estampados dorados, agradeció la distinción y expresó que llegó a Santiago, que la acogió desde 1982, y que entró por la puerta grande y aún permanece en la Ciudad Corazón; “gracias a Dios, a Ulises de todo corazón y a todo el pueblo dominicano. “Estoy muy agradecido”.
Además, expresó visiblemente emocionada que para el 29 de marzo del próximo año cumplirá 60 años en la música y que lo celebrará.
Por su parte, el alcalde expresó su admiración por el artista y dijo que el reconocimiento es motivo de alegría; “Es un tesoro invaluable para nuestra ciudad y nuestra nación.
A lo largo de su carrera ha llevado el nombre de Santiago a los escenarios nacionales e internacionales, fortaleciendo nuestra identidad cultural”.
Por su parte, el presidente del Consejo de Regidores, Cholo D’Oleo, destacó que la merenguera ha llevado la cultura dominicana a nivel global.
En tanto, la directora de Cultura y Arte de la Alcaldía, Miriam Cruz García, elogió el legado del acordeonista, a quien calificó como un motivo de mucho orgullo y un verdadero ejemplo y merecedor de todos los honores que se le pueden dar a un artista. .
Estuvieron presentes diversas autoridades de la alcaldía, concejales de todas las cuadras.
Merenguera
– Historia
Fefita es un referente en el merengue de tambor, güira y acordeón, con más de 50 años en la música ha logrado cimentar un nombre como exponente de un género que estaba reservado para los hombres y al que las mujeres entraron después de ella.
*Por Fior D’Aliza Taveras