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domingo, enero 19, 2025

Coldplay presentó disco en evento en el Valle de la Luna

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En la vasta extensión de valle de la luna Se vivió uno de esos momentos que parecen arrancados de una dimensión paralela. Allí, bajo el inmenso cielo de San Juan, la banda británica Coldplay eligió presentar su nuevo disco, Música de la Luna, en un avance tan original como inesperado. El paisaje, esculpido por millones de años de erosión, se convirtió en el escenario perfecto para una experiencia audiovisual que trascendió los límites de lo convencional. La elección del lugar fue, en sí misma, una declaración de intenciones: un lugar recóndito, místico, donde el tiempo parece haberse detenido, como metáfora visual de lo que la banda intenta transmitir en Música de la Lunasu décimo álbum de estudio, que se lanzará el 4 de octubre.

El Parque Provincial Ischigualasto, con su formaciones geológicas únicas, reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, presentan un aire de irrealidad, como si fuera un paisaje de otro planeta. Su silencio, su inmensidad y la forma en que las sombras caen sobre las rocas al atardecer lo convierten en un sitio que evoca tanto el pasado primordial como la visión de un futuro posible, lejano y desconocido. El lugar parecía estar esperando que sucediera algo extraordinario, y Coldplay lo convirtió en el epicentro de su arte.

Para llegar hasta allí, los asistentes tuvieron que recorrer un largo viaje desde lo que conocemos como civilización. Cuatro horas de viaje separan la ciudad de San Juan de este rincón desértico, un recorrido entre montañas, valles y caminos sinuosos que parecía extenderse hacia el infinito. Una vez en la base del parque, aún faltaba el último tramo: un viaje en autobús que transportó a los 200 afortunados a El Hongouna geoforma esculpida por los elementos, que ese día se convertiría en el punto central de un espectáculo irrepetible.

Un show único se vivió con Coldplay en el Valle de la Luna (Cortesía de Warner Music)Un show único se vivió con Coldplay en el Valle de la Luna (Cortesía de Warner Music)

El transporte de equipos de sonido, proyectores e invitados a un lugar tan inhóspito y alejado de los núcleos urbanos requirió una planificación minuciosa, donde nada se dejó al azar. A cada asistente se le asignó un cojín para sentarse frente al Mushroom, junto con unos auriculares que les permitieron sumergirse por completo en la música. Las pulseras luminosas, características de los conciertos del grupo, complementaron la experiencia, creando pequeños destellos de luz en medio de la creciente oscuridad del valle.

Aunque Coldplay no estuvo presente físicamente en el evento, supieron dejar huella. Cuando la noche comenzaba a envolver el valle, a las 8 en punto, una voz familiar surgió de los auriculares de los asistentes: cris martinen fluido español, agradeció a todos por su presencia y destacó la relación especial que la banda construyó con su público argentino a lo largo de los años. Su mensaje fue breve, pero cargado de emoción. Fue un gesto simbólico, que reforzó la conexión de la banda con un público que fue testigo de momentos históricos, como los diez conciertos consecutivos en el Estadio de River Plate.

El discurso de Martín fue el preludio perfecto de lo que estaba por suceder. Tras sus palabras, una luz azul trazó la silueta de El Hongo, transformando esa antigua estructura rocosa en el punto focal de un espectáculo visual y sonoro que deslumbró a todos los presentes. En ese momento, la primera nota de Música de la Luna resonó en los auriculares y la magia comenzó a tomar una apariencia diferente.

Los asistentes vibraron con Coldplay en el Valle de la Luna (Cortesía Warner Music)Los asistentes vibraron con Coldplay en el Valle de la Luna (Cortesía Warner Music)

Cada canción del nuevo álbum estuvo acompañada de su propio diseño visual. Las proyecciones sobre El Hongo y las Barrancas Coloradas de fondo crearon una atmósfera inmersiva, casi surrealista. En un momento, el paisaje se convirtió en una Vía Láctea palpitante; En otro, los asistentes fueron arrastrados por un torbellino de luces y colores que parecían bailar al ritmo de la música. Las proyecciones cuidadosamente diseñadas interactuaron con las formaciones naturales del valle, haciendo que lo inanimado cobrara vida, la piedra respirando y el cielo vibrando.

Lo que podría haber sido un simple avance Se convirtió en una experiencia multisensorial, donde la música y el paisaje se fusionaban tan íntimamente que era difícil distinguir los límites entre lo real y lo imaginado. El Hongo, esa roca solitaria en medio del desierto, se transformaba con cada canción, siendo en un momento un cielo estrellado, en otro un cuaderno donde las letras de las canciones parecían escribirse solas.. Incluso los barrancos del fondo estaban influenciados por efectos de luces y sombras, creando una sensación de profundidad que sumergía a los asistentes en un espacio que parecía extenderse más allá del horizonte visible.

Los afortunados que se encontraban allí, un grupo heterogéneo de periodistas, influencers, fans y autoridades locales, no pudieron evitar sentirse abrumados por lo que estaban viviendo. La mayoría había llegado al valle sin tener idea de lo que les esperaba, y la sorpresa fue total. Las primeras reacciones fueron mixtas entre el asombro y la emoción contenida. La afición, siempre apasionada y expresiva, se convirtió en el centro emotivo del evento. Su entusiasmo y agradecimiento, visibles en cada gesto, fueron reflejo de una profunda relación que la banda cultivó con su público argentino.

Coldplay en el Valle de la Luna: proyecciones de El Hongo y las Barrancas Coloradas de fondo crearon una atmósfera inmersiva, casi surrealista (Cortesía Warner Music)Coldplay en el Valle de la Luna: proyecciones de El Hongo y las Barrancas Coloradas de fondo crearon una atmósfera inmersiva, casi surrealista (Cortesía Warner Music)

El silencio al final del evento fue tan significativo como la música misma. Nadie quería romper la magia. La última nota de Música de la Luna Poco a poco se fue desvaneciendo y, por un instante, el desierto recuperó su quietud ancestral. No hubo aplausos masivos ni lluvia de papeles, sólo un sentimiento compartido de haber sido parte de algo que difícilmente se repetiría. La experiencia duró apenas 45 minutos, pero la impresión que dejó fue mucho más duradera.

Con Moon Music, Coldplay no sólo lanzó un nuevo álbum, sino que también redefinió cómo se puede experimentar la música. Al elegir un lugar como el Valle de la Luna para presentar las canciones, la banda demostró su capacidad de pensar más allá de los entornos tradicionales y buscar siempre formas innovadoras de conectarse con su audiencia. La combinación de proyecciones visuales, un paisaje único y la ausencia de un escenario físico tradicional le dieron a la música un nuevo contexto, uno donde las canciones cobraron vida propia, más allá de la propia banda.

A las 8:00 pm, la estructura de piedra se iluminó y por encima de los audífonos Chris Martin sorprendió a todos los invitados con un saludo personalizado en español (Cortesía Warner Music)A las 8:00 pm, la estructura de piedra se iluminó y por encima de los audífonos Chris Martin sorprendió a todos los invitados con un saludo personalizado en español (Cortesía Warner Music)


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