Puerto Príncipe. El Primer Ministro de Haití, Garry Conille, ha cumplido 100 días de gestión, con señales alentadoras como los primeros pasos hacia la conformación del Consejo Electoral Provisional (CEP) de cara a la celebración de elecciones en 2025, pero con escasos avances en materia de seguridad, mientras la población de este deprimido país demanda señales y acciones concretas para frenar el avance de las bandas armadas.
Conille, un médico de 58 años, asumió el cargo el 12 de junio en reemplazo de Ariel Henry, quien dimitió tras la violencia que estalló en Puerto Príncipe el 29 de febrero cuando se supo que este último, que no fue elegido sino designado tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse En 2021, planeó posponer las elecciones hasta agosto de 2025, aunque su mandato ya había expirado el 7 de febrero de 2024.
En estos cien días, Conille, quien ya fue Primer Ministro de Haití entre 2011 y 2012, ha llevado a cabo, tanto dentro como fuera del país, una serie de actividades con actores nacionales e internacionales involucrados en la resolución del conflicto. crisisPero no hay resultados tangibles y el país continúa hundiéndose cada vez más en la crisis, pese al inicio del despliegue, a finales de junio, de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), liderada por Kenia.
La llegada de este nuevo primer ministro, designado por el Consejo Presidencial de Transición surgido tras la dimisión de Henry, se produce en un contexto de crisis marcado por el caos creado por bandas armadas en la región capitalina, donde destruyen todo a su paso, incluidas farmacias, hospitales, universidades, mercados públicos y comisarías de policía. Policía.
Prioridades pendientes
Las principales prioridades del Gobierno de Conille son la organización de elecciones generales en el país (no se han celebrado elecciones desde 2016), el referéndum para redactar un nuevo Constitución y el establecimiento de un clima de paz en un país desgarrado por una atmósfera de inseguridad que ha dejado miles de muertos, secuestrados y desplazados.
En materia de seguridad, los objetivos fueron recuperar territorios perdidos, retornar a las personas desplazadas a las zonas donde vivían, garantizar la libre circulación de personas y bienes, y hacer justicia y reparar a las víctimas de atrocidades cometidas por las fuerzas armadas. bandas criminales.
Pero hasta ahora, estas promesas y prioridades están lejos de implementarse.
Y no fue hasta el miércoles que el Consejo de Ministros haitiano aprobó el nombramiento de siete de los nueve miembros que conformarán el Consejo Electoral Provisional (CEP) en vista de la celebración de elecciones en el país.
Sin embargo, los grupos de derechos humanos y de mujeres han quedado parcialmente marginados, ya que hasta ahora no han podido ponerse de acuerdo sobre el nombre de su representante en el Consejo.
Una situación de seguridad aún compleja
El situación La seguridad ha mejorado ligeramente en algunas partes de la capital y las actividades se han reanudado en ciertas zonas de la región metropolitana, pero la situación sigue tensa.
El centro de la capital, centro neurálgico económico y corazón de Haití, sigue en manos de bandas armadas que gobiernan día y noche, sin que las autoridades hagan nada por recuperarlo.
Hasta el momento, las autoridades no han recuperado ningún territorio ocupado por los pandilleros. Por el contrario, en los últimos tres meses, en el norte y sur de la capital, las pandillas han tomado el control de nuevos territorios donde violan, roban, secuestran y asesinan personas.
Esto se suma al 80% del área metropolitana de la capital que ya está en manos del alzacuello.
Hasta el momento, todas las carreteras nacionales han sido tomadas por las bandas, que han instalado aún más cabinas de peaje, obligando a los conductores a pagar más. Conductores pagar grandes sumas de dinero para viajar, lo que ha aumentado significativamente el precio del transporte público.
Desde hace unos dos meses, el sur está completamente aislado de la capital por carretera debido a la violencia de pandillas en Gressier, por lo que los habitantes del sur están arriesgando sus vidas en el mar para regresar a esa zona.