Las negociaciones climáticas Naciones Unidas comenzó el lunes junto a la Amazonía brasileña, donde un grupo de dignatarios globales presionó para acelerar los esfuerzos para frenar el calentamiento global reduciendo drásticamente la contaminación por carbono. Sin embargo, los principales negociadores estadounidenses brillaron por su ausencia.
Los negociadores no pueden ignorar que “la emergencia climática es un aumento de la desigualdad”, declaró el presidente anfitrión Luiz Inácio Lula da Silva. Añadió que eligió como sede la ciudad de Belém en lugar de “una ciudad consolidada” para resaltar el impacto que tiene el calentamiento en la Amazonía y la pobreza.
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“El aumento de las temperaturas globales está propagando dolor y devastación, especialmente entre las poblaciones más vulnerables”, declaró en la conferencia conocida como COP30.
No se espera que las conversaciones de este año concluyan con ningún acuerdo ambicioso. En cambio, los organizadores y analistas están enmarcando la conferencia de este año como la “COP de la implementación”.
Los países tenían la tarea: Presentarse con planes nacionales actualizados para combatir el cambio climático.
Los asistentes el lunes enfatizaron la cooperación. Las naciones por sí solas no pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con la suficiente rapidez, afirmó el secretario de Clima de la ONU, Simon Stiell.
«Su trabajo es luchar juntos contra esta crisis climática», dijo Stiell a los negociadores.



